Había pasado muchos años sin hacerse fotos y tenía claro que quería una imagen natural y suave, que evocara el marketing humano, ético y femenino, con sensibilidad y empatía. Le pareció que un fondo blanco, minimalista y con vegetación sería el más adecuado. Buscaba sobre todo fotos horizontales con espacio libre. Le propuse un rincón poco concurrido de un jardín en Montjuïc, en Barcelona, durante una tarde de verano. Cuando la modelo está en la sombra mientras afuera brilla el sol, se logra esta luz espectacular en las fotos, delicada y cálida.